16 de diciembre de 2007

Hermenegildo Galena


Bueno, raza tecpaneca, he aquí una pequeña reseña del quien es sin duda, el personaje más importante de nuestro queridisimo Técpan. Sí, estoy hablando de Hermenildo Galeana o Tatagildo, como lo conocemos por acá.

Este señor nació un 13 de abril de 1762, se dice que era nieto del pirata Lucius Galen, quien naufragó en las costas del pacífico en el siglo XVIII.

Galeana era analfabeta y vivía en la hacienda del Zanjón, propiedad de su familia, a donde llegaron las noticias de la primera conspiración en contra del gobierno virreinal, ocurrida en Valladolid (hoy Morelia) en 1809. Aunque dicha conspiración fue descubierta, el ambiente de descontento era palpable entre las familias criollas que continuamente sufrían discriminación de parte de los españoles peninsulares.

La familia Galeana no permanecía ajena a estos sentimientos y al enterarse del inicio de la insurrección que dirigían Miguel Hidalgo e Ignacio Allende en el Bajío, y de la extensión de la misma en el sur por el cura José María Morelos, decidieron unirse a la causa de inmediato. La ocasión se presentó cuando su hacienda quedó dentro de la ruta que estaba siguiendo el ejército de Morelos que venía costeando por el Oceano Pacífico con destino al puerto de Acapulco. José Antonio Galeana y sus primos Fernando, Juan José, Antonio así como Pablo, su sobrino, se pusieron a sus órdenes en Tecpan, el 7 de noviembre de 1810.

Llevó consigo algunos hombres y armas y el pequeño cañón llamado "El Niño" que había comprado a una nave inglesa en Acapulco. Al principio participó en pequeñas acciones, pero en 1811 derrotó an Tixtla a los realistas, tomó Taxco y entró en Cuernavaca. Al año siguiente estuvo en el sitio de Cuautla y en las batallas de El Palmar, Acultzingo y Oaxaca. En 1813 se distinguió en la toma del castillo de Acapulco.

Entre él y Morelos se formó una firme amistad e incluso arriesgó su vida por salvar la del Cura de Arácuaro. Estratega nato, rápidamente ascendió a mariscal. Pero su buena estrella empezó a declinar y fue derrotado en El Zapote y en 1814 en El Zanjón donde reorganizó su tropa y atacó Coyuca, aunque sin éxito. Perseguido por el enemigo cayó al golpearse con la rama de un árbol. El soldado Joaquín de León le disparó en el pecho y le cortó la cabeza, llevándola como trofeo a Coyuca.

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